¡Mierda, qué rollo son estos instrumentos! Los Contratos por Diferencia (CFD) son básicamente una forma de apostar sin tener que comprar nada real. Es como jugar al póker pero con acciones o materias primas.
Yo llevo años metiéndome en este mundo y te digo que los CFD son derivados financieros donde tú y yo apostamos por los movimientos de precio. No compramos oro de verdad, ni petróleo, ni acciones... ¡nada! Solo apostamos si el precio va a subir o bajar.
La verdad es que el sistema es bastante engañoso. Las plataformas te venden esto como una oportunidad increíble, pero en realidad es una ruleta rusa financiera con apalancamiento. ¡Y vaya si engancha! Con poco dinero puedes controlar posiciones enormes.
¿Cómo funciona esta locura?
Cuando compro un CFD, estoy haciendo un trato con el vendedor. Ambos acordamos pagar la diferencia entre el precio de apertura y cierre de la operación. Así de simple.
Puedo usarlos para especular con cualquier cosa: forex, criptomonedas, oro, petróleo, índices... Lo que me dé la gana. Y lo mejor (o peor) es que no hay fechas de vencimiento como en los futuros tradicionales.
Solo depositas un margen pequeño y ¡BAM! Ya estás dentro. Si crees que Bitcoin subirá, compras un CFD. Si piensas que el oro caerá, vendes uno. Luego te sientas a ver cómo tu predicción se cumple o te arruina.
Con las condiciones actuales del mercado, donde el oro alcanza máximos históricos cerca de $3.900 y el dólar se debilita por el cierre del gobierno estadounidense, estos instrumentos son un campo de minas especulativo. Un movimiento equivocado y tu cuenta queda en cero.
Desde mi experiencia, es como una droga. Empiezas con pequeñas operaciones y terminas apostando todo lo que tienes porque el apalancamiento te hace sentir poderoso.
Pero cuidado... esta mierda no es para todos. La mayoría termina perdiendo todo su capital. Los CFD son como Las Vegas, pero sin los cócteles gratis.
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¿Qué es un CFD?
¡Mierda, qué rollo son estos instrumentos! Los Contratos por Diferencia (CFD) son básicamente una forma de apostar sin tener que comprar nada real. Es como jugar al póker pero con acciones o materias primas.
Yo llevo años metiéndome en este mundo y te digo que los CFD son derivados financieros donde tú y yo apostamos por los movimientos de precio. No compramos oro de verdad, ni petróleo, ni acciones... ¡nada! Solo apostamos si el precio va a subir o bajar.
La verdad es que el sistema es bastante engañoso. Las plataformas te venden esto como una oportunidad increíble, pero en realidad es una ruleta rusa financiera con apalancamiento. ¡Y vaya si engancha! Con poco dinero puedes controlar posiciones enormes.
¿Cómo funciona esta locura?
Cuando compro un CFD, estoy haciendo un trato con el vendedor. Ambos acordamos pagar la diferencia entre el precio de apertura y cierre de la operación. Así de simple.
Puedo usarlos para especular con cualquier cosa: forex, criptomonedas, oro, petróleo, índices... Lo que me dé la gana. Y lo mejor (o peor) es que no hay fechas de vencimiento como en los futuros tradicionales.
Solo depositas un margen pequeño y ¡BAM! Ya estás dentro. Si crees que Bitcoin subirá, compras un CFD. Si piensas que el oro caerá, vendes uno. Luego te sientas a ver cómo tu predicción se cumple o te arruina.
Con las condiciones actuales del mercado, donde el oro alcanza máximos históricos cerca de $3.900 y el dólar se debilita por el cierre del gobierno estadounidense, estos instrumentos son un campo de minas especulativo. Un movimiento equivocado y tu cuenta queda en cero.
Desde mi experiencia, es como una droga. Empiezas con pequeñas operaciones y terminas apostando todo lo que tienes porque el apalancamiento te hace sentir poderoso.
Pero cuidado... esta mierda no es para todos. La mayoría termina perdiendo todo su capital. Los CFD son como Las Vegas, pero sin los cócteles gratis.