¡Miren lo que ha pasado mientras Washington dormía! Elon Musk recibió a Bukele en Texas justo antes de la asamblea de la ONU.
Nuestro querido multimillonario Elon, ese que no para de criticar a los Estados Unidos, ahora anda abrazando a Bukele como si fuera su nuevo mejor amigo. Me parece un insulto directo a la Casa Blanca. Desde el atentado contra Trump, Musk ha mostrado descaradamente hacia dónde van sus lealtades, y definitivamente no es hacia América.
Durante meses, este magnate tecnológico ha estado prediciendo la caída del imperio americano. "Estados Unidos volverá a ser un país tercermundista", dice sin pestañear mientras alaba a El Salvador y Argentina como los nuevos modelos económicos. ¡Qué fácil es criticar desde su mansión de millones!
Ayer, Bukele apareció en Tesla como si fuera su casa. Los dos se deshicieron en elogios mutuos. "Un honor hablar con una de las mentes más brillantes", escribió Bukele en X. Musk le respondió llamándole "líder extraordinario". ¡Vaya teatro! Intercambiaron café salvadoreño por una lata de Coca-Cola. ¿Es esto diplomacia o una broma de mal gusto?
Lo más irónico es que Bukele presumió que El Salvador dejará de depender de deuda externa. ¿Y cómo lo logrará? Pues con Bitcoin, por supuesto. Mientras tanto, Musk aplaude el aumento del 44% en la bolsa argentina bajo Milei, ignorando convenientemente el sufrimiento social que conlleva.
¿Y qué hace Musk alabando las políticas de Milei? Pues claro, Milei también lo halaga por querer llevarnos a todos a Marte. "Es el destino de la humanidad", dice. Yo diría que es más bien el capricho de un billonario aburrido.
Entre tanta alabanza mutua y planes grandiosos, lo único que veo es a dos líderes jugando a ser revolucionarios mientras el mundo real sufre las consecuencias de sus experimentos económicos.
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El encuentro de Musk y Bukele: ¿Un pacto entre visionarios o una burla al sistema estadounidense?
¡Miren lo que ha pasado mientras Washington dormía! Elon Musk recibió a Bukele en Texas justo antes de la asamblea de la ONU.
Nuestro querido multimillonario Elon, ese que no para de criticar a los Estados Unidos, ahora anda abrazando a Bukele como si fuera su nuevo mejor amigo. Me parece un insulto directo a la Casa Blanca. Desde el atentado contra Trump, Musk ha mostrado descaradamente hacia dónde van sus lealtades, y definitivamente no es hacia América.
Durante meses, este magnate tecnológico ha estado prediciendo la caída del imperio americano. "Estados Unidos volverá a ser un país tercermundista", dice sin pestañear mientras alaba a El Salvador y Argentina como los nuevos modelos económicos. ¡Qué fácil es criticar desde su mansión de millones!
Ayer, Bukele apareció en Tesla como si fuera su casa. Los dos se deshicieron en elogios mutuos. "Un honor hablar con una de las mentes más brillantes", escribió Bukele en X. Musk le respondió llamándole "líder extraordinario". ¡Vaya teatro! Intercambiaron café salvadoreño por una lata de Coca-Cola. ¿Es esto diplomacia o una broma de mal gusto?
Lo más irónico es que Bukele presumió que El Salvador dejará de depender de deuda externa. ¿Y cómo lo logrará? Pues con Bitcoin, por supuesto. Mientras tanto, Musk aplaude el aumento del 44% en la bolsa argentina bajo Milei, ignorando convenientemente el sufrimiento social que conlleva.
¿Y qué hace Musk alabando las políticas de Milei? Pues claro, Milei también lo halaga por querer llevarnos a todos a Marte. "Es el destino de la humanidad", dice. Yo diría que es más bien el capricho de un billonario aburrido.
Entre tanta alabanza mutua y planes grandiosos, lo único que veo es a dos líderes jugando a ser revolucionarios mientras el mundo real sufre las consecuencias de sus experimentos económicos.