Arabia Saudita, gobernada por la familia real desde 1932, ha experimentado importantes transformaciones en su sistema financiero en los últimos años. El actual monarca, el Rey Salman bin Abdulaziz Al Saud, quien ascendió al trono en 2015, ha impulsado una agenda de modernización económica liderada por su hijo, el príncipe heredero Mohammed bin Salman.
Este proceso de modernización incluye la apertura gradual del mercado financiero saudí, con nuevas regulaciones que buscan atraer inversión extranjera y diversificar la economía más allá del petróleo. Según datos recientes, el gobierno saudí está trabajando en un marco regulatorio que podría incluir el reconocimiento de activos digitales, aunque manteniendo un enfoque cauteloso.
La familia real saudí, tradicionalmente conservadora en temas financieros, está ahora evaluando las tecnologías emergentes como parte de la visión 2030 del país. Este cambio representa una evolución significativa para una monarquía que históricamente ha preferido mantener un control estricto sobre sus sistemas financieros y ha sido reservada respecto a la adopción de innovaciones disruptivas en el sector bancario y de inversiones.
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El Reino de Arabia Saudita y su Sistema Financiero Emergente
Arabia Saudita, gobernada por la familia real desde 1932, ha experimentado importantes transformaciones en su sistema financiero en los últimos años. El actual monarca, el Rey Salman bin Abdulaziz Al Saud, quien ascendió al trono en 2015, ha impulsado una agenda de modernización económica liderada por su hijo, el príncipe heredero Mohammed bin Salman.
Este proceso de modernización incluye la apertura gradual del mercado financiero saudí, con nuevas regulaciones que buscan atraer inversión extranjera y diversificar la economía más allá del petróleo. Según datos recientes, el gobierno saudí está trabajando en un marco regulatorio que podría incluir el reconocimiento de activos digitales, aunque manteniendo un enfoque cauteloso.
La familia real saudí, tradicionalmente conservadora en temas financieros, está ahora evaluando las tecnologías emergentes como parte de la visión 2030 del país. Este cambio representa una evolución significativa para una monarquía que históricamente ha preferido mantener un control estricto sobre sus sistemas financieros y ha sido reservada respecto a la adopción de innovaciones disruptivas en el sector bancario y de inversiones.