La regulación de criptomonedas en España es un auténtico caos, y lo digo desde mi experiencia personal como inversor que ha visto cómo las autoridades van improvisando sobre la marcha. El vacío legal que existe actualmente no solo genera inseguridad, sino que deja a los usuarios completamente desprotegidos frente a posibles abusos.
¿Y qué hace la CNMV mientras tanto? Se limita a declarar que las criptos no son instrumentos financieros, lavándose las manos de cualquier responsabilidad real. Esas modificaciones a la Ley del Mercado de Valores de 2021 son puro teatro - solo se preocupan por regular la publicidad mientras el verdadero problema sigue sin resolverse.
Me indigna especialmente cómo pretenden controlar hasta las campañas publicitarias, prohibiendo a influencers hablar de criptos, pero permitiendo a los bancos seguir vendiendo productos financieros complejos sin apenas advertencias. ¡Menuda hipocresía! La CNMV demuestra claramente su sesgo contra la innovación.
Y mientras, las grandes plataformas siguen operando en un terreno ambiguo. Ledger ha vendido 5 millones de wallets de hardware, la gente está usando criptos cada vez más en su día a día... pero nuestros reguladores van siempre por detrás.
Lo peor es la regulación MiCA europea. España decide adelantar su implementación seis meses, como si tuviera prisa por poner puertas al campo. ¿De verdad creen que con un marco regulatorio apresurado van a proteger a los inversores? En realidad, solo buscan controlar y vigilar cada transacción, cada wallet, cada movimiento.
El sector cripto ofrece posibilidades increíbles para nuestra economía, pero con estas trabas regulatorias, los proyectos más innovadores terminarán huyendo a otros países más amigables. Yo mismo he considerado mover mis operaciones a Portugal o Malta por esta misma razón.
En el fondo, el problema es que nuestros políticos ni entienden la tecnología blockchain ni quieren entenderla. Solo ven un nuevo objeto para fiscalizar y controlar, sin comprender el verdadero potencial transformador que representan las criptomonedas para toda la economía española.
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La regulación cripto en España: mi visión crítica
La regulación de criptomonedas en España es un auténtico caos, y lo digo desde mi experiencia personal como inversor que ha visto cómo las autoridades van improvisando sobre la marcha. El vacío legal que existe actualmente no solo genera inseguridad, sino que deja a los usuarios completamente desprotegidos frente a posibles abusos.
¿Y qué hace la CNMV mientras tanto? Se limita a declarar que las criptos no son instrumentos financieros, lavándose las manos de cualquier responsabilidad real. Esas modificaciones a la Ley del Mercado de Valores de 2021 son puro teatro - solo se preocupan por regular la publicidad mientras el verdadero problema sigue sin resolverse.
Me indigna especialmente cómo pretenden controlar hasta las campañas publicitarias, prohibiendo a influencers hablar de criptos, pero permitiendo a los bancos seguir vendiendo productos financieros complejos sin apenas advertencias. ¡Menuda hipocresía! La CNMV demuestra claramente su sesgo contra la innovación.
Y mientras, las grandes plataformas siguen operando en un terreno ambiguo. Ledger ha vendido 5 millones de wallets de hardware, la gente está usando criptos cada vez más en su día a día... pero nuestros reguladores van siempre por detrás.
Lo peor es la regulación MiCA europea. España decide adelantar su implementación seis meses, como si tuviera prisa por poner puertas al campo. ¿De verdad creen que con un marco regulatorio apresurado van a proteger a los inversores? En realidad, solo buscan controlar y vigilar cada transacción, cada wallet, cada movimiento.
El sector cripto ofrece posibilidades increíbles para nuestra economía, pero con estas trabas regulatorias, los proyectos más innovadores terminarán huyendo a otros países más amigables. Yo mismo he considerado mover mis operaciones a Portugal o Malta por esta misma razón.
En el fondo, el problema es que nuestros políticos ni entienden la tecnología blockchain ni quieren entenderla. Solo ven un nuevo objeto para fiscalizar y controlar, sin comprender el verdadero potencial transformador que representan las criptomonedas para toda la economía española.