El dinero fiduciario, respaldado por gobiernos y no por metales, ha evolucionado desde su origen en China hasta dominar las economías actuales. Aunque permite flexibilidad y frente a crisis, carece de valor real, lo que ha generado desventajas. En 2025, el debate entre dinero fiduciario y criptomonedas continúa, con un futuro incierto en el que podrían coexistir.